Existe un debate entre los pedagogos respecto
a la pregunta que se plantea en el título de esta entrada: ¿deben o no deben ver
los docentes el nombre de sus alumnos al momento de calificar proyectos,
tareas, asignaciones, exámenes y actividades? Debido a este debate, se han
polarizado en dos grupos las posturas.
Por Galdino
Enríquez Antonio
El primer grupo sostiene que el profesor NO
debe ver el nombre del estudiante
al calificar sus entregas, y sus razones principales son las siguientes:
- Cuando el maestro no ve el nombre del alumno, ningún prejuicio influye sobre él al momento de revisar los trabajos, por lo tanto, es más justa e imparcial la valoración que haga el docente.
- La calificación será más objetiva cuando revise las asignaciones considerando los criterios establecidos del trabajo y no a la persona del alumno.
El segundo grupo considera que el maestro debe
tener presente el nombre del alumno al calificar las diferentes asignaciones y sus principales argumentos son:
- Los alumnos viven situaciones diferentes que pueden afectar de manera significativa su actuación académica. Si el docente los tiene presente, le permitirá tener una valoración adecuada de cada asignación.
- El ritmo de aprendizaje y de desempeño varía en un alumno a otro, por lo tanto, el docente debe valorar los esfuerzos, de acuerdo con las habilidades que pueda tener cada estudiante, por lo que es fundamental saber de quién es el trabajo antes de calificarlo.
Ambas posturas tienen sus pros y sus contras, que en algún momento dado pueden afectar o
favorecer las notas que alcancen los estudiantes. Es prioritario considerar entonces, una medida salomónica al
momento de calificar las obligaciones académicas de los alumnos, por lo que se
plantean las siguientes estrategias:
- Calificar todos los trabajos sin saber el nombre de quiénes lo entregaron. Esta medida le permitirá al docente calificar de manera neutral los trabajos de los estudiantes, sin prejuicio alguno o favoritismos.
- Una vez calificadas todas las asignaciones, el docente deberá separar de la pila de tareas, aquellos trabajos de alumnos que observe tienen situaciones de aprendizajes, familiares, culturales o económicos que puedan afectar su nota. Estos trabajos separados deberán ser valorados de nuevo con conocimiento de causa.
Sin embargo, cada
escuela y cada alumno es diferente, y el docente deberá cuidar su actuación para
el bien de sus estudiantes. Esto conlleva a que el profesor conozca más las circunstancias que rodean el entorno
familiar, social y escolar de sus pupilos, para que le ayuden a tomar las
mejores decisiones al valorar un examen, una tarea, una actividad, un ejercicio
o un proyecto académico.
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