martes, 11 de julio de 2017

¿Cómo trabajar un texto?

Por Galdino Enríquez Antonio

En los últimos años ha tenido un repunte el número de lecturas que los docentes asignan a sus alumnos. La mayor dificultad que enfrentan los profesores tiene que ver con el tiempo corto que cuentan para verificar que las lecturas sean hechas por sus alumnos. Surge la necesidad de ofrecerle a los docentes diversas estrategias que le permitan obtener indicios y evidencias de que realmente el alumno hizo la lectura.

Hacerles preguntas orales a los alumnos de la clase, preparar una prueba escrita, diseñar una actividad de retroalimentación, entre otras estrategias, son las más empleadas por los profesores. En esta ocasión, les presentamos una estrategia que implica más de una actividad, al que hemos denominado “Trabajar un Texto”. Esta estrategia de trabajo para la lectura de los textos, incluye al menos cinco actividades, y el docente puede incluir otras, que en su propia experiencia, le haya funcionado.

Lectura del texto: hacer la lectura de todo el texto, de principio a fin. Una o dos veces. Ya sea en silencio o en voz alta; dentro o fuera del horario escolar. Pero si se hace una tercera lectura es mucho mejor. Habitualmente los alumnos hacen directamente las actividades sin leer el texto en su totalidad. Es deber del docente motivar a sus alumnos a realizar la lectura total del texto en más de una ocasión. Insistir hasta que “el cántaro que va al pozo de rompa”.

Definición de palabras desconocidas: al mismo tiempo que se realizan la primera o segunda lectura, el alumno deberá ir señalando los términos cuyo significado desconoce. Estos términos o conceptos deben definirse en el texto, ya sea en los márgenes, al final del mismo o en los espacios disponibles en el mismo texto. Hacerlo así, permitirá consultar las definiciones con mayor prontitud en caso de estudios posteriores.

Muchos alumnos dicen conocer todos los términos con tal de saltarse esta actividad. Pero se podría superar con un par de trucos: primero, preguntarle al alumno el significado de algunos términos contenidos en el texto al momento de entregar su reporte de lectura. Segundo, solicitar desde el principio, que si no encuentran términos desconocidos, definan las palabras claves del texto.

Subrayado de ideas principales: los textos redactados con sumo cuidado, presentan para cada párrafo, al menos una idea principal. Las ideas secundarias o terciarias explican o argumentan a favor de las principales. Por lo tanto, el lector debe seleccionar de manera cuidadosa las ideas principales de cada párrafo. Para realizar esta actividad, el alumno deberá utilizar colores diferentes para resaltar las ideas principales de las secundarias.

La definición de términos desconocidos o de palabras clave, así como el subrayado de ideas principales cumplen una doble función: que el alumno haga la lectura total del texto y lo prepare para las siguientes dos actividades: presentación de un organizador de texto y elaboración de preguntas.

Preparación de un esquema visual: existe un poco más de cincuenta organizadores de textos que pueden ser utilizados para concentrar los conceptos, las ideas y los argumentos esenciales de los textos. La naturaleza y las características de los textos podrán favorecer a la selección de la estructura visual a utilizar. La experiencia permitirá hacer una selección puntual del esquema adecuado.

Imagen relacionadaLos esquemas visuales básicos presentan una estructura de cuatro niveles básicos: título, subtítulos, características y ejemplos. Los esquemas visuales más simples (como los mapas cognitivos de sol) o más complejos (como la V de Gobi), hacen poco uso de la estructura organizacional de cuatro niveles como ocurre en un esquema de llaves o un mapa de conceptos.

Hacer preguntas. Los estudiantes están habituados a que les hagan preguntas sobre las lecturas. Ahora no debería ser así. Son ellos quienes deberían hacerle preguntas sobre conceptos, ideas o argumentos presentes en los textos, incluso preguntas al autor del texto. Pero no solo quedarse con el planteamiento de las preguntas, sino ir en busca de respuestas en otros textos y en otras fuentes.


Al presentar el alumno un informe de lectura con estos elementos, el docente podrá optimizar su tiempo para otras actividades escolares; pero si elige realizar preguntas orales a la clase, preparar una prueba escrita, diseñar una actividad de retroalimentación, ya no tendrá remordimientos si en algún momento, un alumno se le escapa de la valoración. 

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