sábado, 7 de julio de 2018

¿¡Que los repruebe la vida!?

En materia educativa existe una dualidad de percepciones: ¡dame calidad educativa, pero no me exijas académicamente!

Por Galdino Enríquez Antonio
KNG, la Revista Educativa

Las quejas más recurrentes contra las instituciones educativas es el bajo nivel académico que presenta el grueso de su población escolar. Pero cuando se mira las disposiciones de la normatividad escolar, uno encuentra que la asistencia a clases del 80% es un rubro de acreditación de lo más preciado, casi sagrado. El cumplimiento de las asignaciones o aprobar las pruebas orales o escritas figuran en segundo plano.

Resultado de imagen para exigencia academicaElevar dos “rayitas” el grado de exigencia académica a los estudiantes, es sinónimo de una cascada de reclamos y quejas por los procesos. La exigencia académica requiere de puntualidad, limpieza y entrega debida de las asignaciones dispuestas para la acreditación de un parcial, bimestre o semestre. La exigencia amerita que se hagan lecturas personales sobre los temas de estudio, que los cinco sentidos estén aplicados afondo, que se tenga un horario de estudio y repaso continuo de lo revisado en clases; además, la exigencia requiere que no se festeje la ausencia del profesor o se celebre cuando a él se le olvide recoger los trabajos del día.

Leer “¿Qué criterios se deben seguir al dejar tareas escolares?”, en: http://institutokng.blogspot.mx/2018/02/que-criterios-se-deben-seguir-al-dejar.html

Cuando se le baja dos “rayitas” al grado de exigencia académica, el “profe” es buena onda, a todo dar; le llueven calificativos favorables. A la vuelta de los años, cuando el alumno ingrese al siguiente nivel educativo superior inmediato, aparecen los reclamos: en esa escuela no te enseñan nada, no te exigen lo mínimo, te regalan la calificación, entre otros tantos más. Las consecuencias son inmediatas: baja la matrícula, el personal comprometido tiende a buscar otros espacios donde desarrollar sus habilidades, los maestros mediocres conservar su empleo, etc.

¿Qué hacer ante este panorama? La corriente más fuerte que permea entre los docentes es dejar que la vida se encargue de esos alumnos. Que sea ella quien los repruebe. Te evitas de llamadas de atención, notas de extrañamiento por las constantes quejas sobre tu trabajo, no sufres estrés por la calidad del aprovechamiento escolar de tus alumnos. Bajo esta circunstancia, el escenario es peor que el problema que lo ocasiona.

Imagen relacionada¿Qué hacer entonces? El panorama luce desalentador. Luchar contra la ley del menor esfuerzo para alcanzar el mayor beneficio es un reto, no solo de las escuelas, es un reto de las empresas, de la sociedad, de las familias mismas. Gracias a esta ley (la del menor esfuerzo), mucha gente busca la manera más fácil de hacer dinero, la forma más rápida de bajar de peso, el modo más cómodo de ganarse el sustento, aprobar sin estudiar, pagarle al gordo de la lotería. Todo esto deriva en prácticas fraudulentas, robos, engaños, entre otras prácticas más peligrosas para una sociedad que ve sus valores cada vez más cerca del suelo.

Leer “¿Cómo se adquiere la ciudadanía ambiental?”, en: http://institutokng.blogspot.mx/2018/02/como-se-adquiere-la-ciudadania-ambiental.html

Es primordial recuperar los valores académicos: el esfuerzo, la disciplina académica, la puntualidad, la responsabilidad, la honestidad, a fin de evitar el plagio, el fraude, la compra de notas, las difamaciones y revertir la ley del menor esfuerzo.

¿Cuánto tardará revertir esta tendencia? ¿Quién encabezará estos trabajos? ¿Cómo se llevará a cabo esta tarea? ¿Dónde se ejecutará este proyecto? ¿Cuál es el papel que juegan los docentes en este proceso? ¿Qué parte le toca realizar a los alumnos? ¿Qué tienen que hacer las familias, los medios de comunicación y las autoridades?

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