Por Galdino Enríquez Antonio
KNG, la Revista Educativa
Toda mi vida
escolar, desde el Jardín de Niños hasta el Nivel Universitario, participé de
una educación escolarizada y presencial. Mis profesores repitieron en sus cátedras
muchas de las prácticas que aprendieron de sus maestros. No había forma de hacerme a un lado de esta manera de trabajar para
hacer escuela y dar educación formal.
Leer
“¿Cómo vivir de la docencia en el Siglo XXI?”, en: https://institutokng.blogspot.com/2018/05/como-vivir-de-la-docencia-en-el-siglo.html
Ahora que me
encuentro en la antesala de cursar una especialidad en un ambiente virtual
completamente, estoy en una encrucijada, prácticamente en una coyuntura
profesional, de dejar de ser un docente con prácticas que fueron útiles en el
pasado o convertirme en un docente que
participa activamente en un mundo lleno de retos y constantes cambios.
Ser
un alumno en ambientes virtuales de aprendizaje no solo es un reto personal o
profesional, implica responsabilidades y compromisos;
requiere de disciplina y organización de los tiempos para mantener el ritmo que
imponen los requerimientos propios de cada asignatura y las inclinaciones de
estudio que se deriven del ambiente hipertextual al que se expone uno.
Sin duda, la
lectura de diversos textos digitales, han dejado expuesto el tiempo que he
desperdiciado, teniendo tanto que explorar en la red, recursos y herramientas
que desconozco. Al ser uno romántico, no
quiere adentrarse a otros mundos más allá de los libros. No quiero decir
que quedan obsoletos, sino que se anexan a nuestro abanico de posibilidades
otros elementos ricos para crecer personal y profesionalmente.
Leer
“5 pecados capitales en la práctica educativa”, en: https://institutokng.blogspot.com/2018/01/5-pecados-capitales-en-la-practica.html
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmO2aXVIv0WVx7BpmgSA_I0L0kNFmOtiRlnwTlx8DGxVjkPmH7AuuzxEBicFZrNC4CLOxdrES7Fy7sqrkz7aWVUFIO9BMrFpMdlNyJMDdlF-pLOjKVQ4N_5Ncfomno0jc5ADJuSdRDhQ/s320/Aprendizaje+Aut%25C3%25B3nomo.png)
Los
mitos sobre la educación virtual deben ser confrontados.
Es necesario derribarlos con argumentos sólidos, que hacen que poco a poco
dejemos a un lado los temores que impiden que afrontemos una realidad más que
una opción de estudio más, sino como una necesidad de ser partícipes de una
educación que se encuentra en evolución.
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