Durante la primera
década de este siglo, ha cambiado la concepción que se tenía de las
calificaciones que reportan los maestros en la boleta. Las notas que recibieron
nuestros padres por el desempeño académico, tenían un significado distinto.
Esta nueva concepción está causando varios conflictos internos a maestros y
padres que crecieron con la vieja forma de interpretarlos.
Por Galdino Enríquez
Antonio
Cuando nuestros padres fueron a la escuela, la calificación que
los maestros asentaban en la boleta, en muchos casos, era el resultado de la
presentación de un examen oral o escrito. Por lo tanto, cuando un alumno
obtenía altas calificaciones, era considerado un estudiante brillante, inteligente;
recibía diplomas, becas y era el orgullo de propios y extraños.
Un alumno con bajas calificaciones o notas reprobatorias era
merecedor de “las orejas de burro”. Ese estudiante era calificado como poco
inteligente y con vagas probabilidades de sobresalir en grados de estudios más
avanzados. Este tipo de alumnos normalmente repetía el grado escolar y en más
de una ocasión terminaba engrosando las estadísticas de la deserción escolar.
Sólo porque no fue capaz de responder, muchas veces, un único instrumento de
evaluación.
En la actualidad, la forma de evaluar el desempeño escolar
no se limita únicamente a las pruebas escritas u orales. Implica una serie de
rasgos de evaluación, como lecturas, investigaciones, proyectos, exposiciones,
viajes, ferias, experimentos, demostraciones, etc. Por lo tanto, una nota en la
boleta, no significa cuan inteligente es un alumno, sino cuantos de los
requisitos planteados por el docente, fueron cumplidos por el estudiante.
Con las notas altas o bajas, ya no se puede calificar a un alumno como
inteligente o “burro”. Ahora, sus calificaciones representan cuan disciplinado,
responsable y cumplidor ha sido con los requisitos presentados para la
acreditación de una materia. Cumplir con las asignaciones escolares es una
decisión personal, alentado en mayor grado por los padres de familia que por
terceros.
Leer “La era de la información: ironía de
vida”, en: http://institutokng.blogspot.mx/2015/10/la-era-de-la-informacion-una-ironia-de.html
Por lo consiguiente, los maestros deberían considerar la
calidad de las asignaciones solicitadas, así como la naturaleza de los requisitos
estos trabajos que deben cumplir al ser entregados. No deberían olvidar los
docentes, que la revisión consiente que hagan de estas asignaciones, es de suma
importancia. Lamentablemente, los alumnos, y muchas veces los padres, entregan
las actividades o requisitos de clases para “llenarle el ojo” al docente, sin
que el estudiante se sienta comprometido consigo mismo y valorar los
aprendizajes que logre a través de las asignaciones.
Es una línea muy delgada la que separa el éxito académico
del fracaso escolar; es tan solo una situación de cultura. Buscar una nota
aprobatoria sin disfrutar el gusto de aprender, es una situación que debería
hacerse frente sin miramientos. Es deber de las instituciones educativas tomar
este gran toro cultural por los cuernos y someterlo; que la comunidad escolar
acceda a adquirir hábitos autodidactas (aprender a aprender) bajo la tutela de
docentes comprometidos a mostrarles el camino…
TALLERES
DISPONIBLES:
“Estrategias
para trabajar lecturas en el salón de clases”, en: http://institutokng.blogspot.mx/p/talleres.html
“Trabajando
con Esquemas Visuales”, en: http://institutokng.blogspot.mx/p/curso-taller-trabajando-conestructuras.html
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