domingo, 21 de enero de 2018

5 pecados capitales en la práctica educativa

Por Galdino Enríquez Antonio

Hace más de un siglo, la educadora norteamericana, Elena G. de White, registró en sus escritos al menos cinco prácticas educativas de muy poco valor académico. Señaló que depender de ellos, resultaría en perjuicio del desarrollo intelectual de los educandos.

La primera de estas prácticas mal sanas es el uso desmedido de la memoria en los procesos educativos. El alumno memoriza una cantidad enorme de información, muchas veces sin sentido; Información que no le será útil en la vida profesional ni cotidiana. A pesar de que se proporcione información de calidad, no siempre se prepara al estudiante para utilizarla en la cotidianidad. La Sra. White apela a los docentes poner a los alumnos a pensar en lugar de memorizar datos.

El dictado: esta estrategia por sí sola, ilustra que el docente posee una jarra repleta de conocimiento, en tanto que el alumno posee un vaso agrietado, donde el profesor colocará dicho conocimiento por medio de un dictado. El estudiante se encuentra sediento de conocimiento, pero el profesor se limita a proporcionarle al alumno lo que él considera prioritario, sin considerar las diferentes grietas motivacionales, de interés o habilidades que pueda tener el educando.

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El adiestramiento: señala que los alumnos no son animalitos para adiestrarlos o entrenarlos para que obedezcan ciegamente y reproduzcan lo que el docente les ha tratado de inculcar. Aleccionarlos a estar sujetos a la orden de un superior sin que tengan las habilidades para cuestionar sus dichos es una acción recurrente de los estados nacionalistas, pero los alumnos deberán aprender a razonar aquello que pone en juego los principios eternos.

Educación Mecánica: el alumno hace las cosas por inercia y no por razonamiento elaborado. Es frecuente encontrar docentes que enseñan con ejercicios mecánicos, repetitivos, sin que el estudiante tenga la oportunidad de pensar en lo que está haciendo. Esta práctica educativa ha sido adoptada de la división del trabajo y de la producción en serie de las grandes empresas. Para la formación de un individuo, resulta poco provechoso.

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Monotonía: dar la clase de la misma manera siempre, sin variar el método ni las estrategias. El docente se siente cómodo de practicar su profesión así; muy conveniente para él, ya que no le produce esfuerzo extra. Pero el alumno se cansa de hacer las mismas cosas siempre y de realizar las mismas actividades. Ya saben que sigue después de una exposición del profesor, no necesitan adivinar cómo requiere los reportes, las tareas o los ejercicios. Los alumnos graduados hacen llegar a las nuevas generaciones los tips para ser exitoso en la clase del profesor monótono. 

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