Por
Galdino Enríquez Antonio
Hace
más de un siglo, la educadora norteamericana, Elena G. de White, registró en
sus escritos al menos cinco prácticas educativas de muy poco valor académico.
Señaló que depender de ellos, resultaría en perjuicio del desarrollo
intelectual de los educandos.
La
primera de estas prácticas mal sanas es el uso desmedido de la memoria en los procesos educativos. El
alumno memoriza una cantidad enorme de información, muchas veces sin sentido; Información
que no le será útil en la vida profesional ni cotidiana. A pesar de que se
proporcione información de calidad, no siempre se prepara al estudiante para
utilizarla en la cotidianidad. La Sra. White apela a los docentes poner a los
alumnos a pensar en lugar de memorizar datos.
El dictado: esta estrategia por sí sola, ilustra que el
docente posee una jarra repleta de conocimiento, en tanto que el alumno posee
un vaso agrietado, donde el profesor colocará dicho conocimiento por medio de
un dictado. El estudiante se encuentra sediento de conocimiento, pero el profesor
se limita a proporcionarle al alumno lo que él considera prioritario, sin
considerar las diferentes grietas motivacionales, de interés o habilidades que
pueda tener el educando.
Cuatro
estrategias para enseñar ciencia
El adiestramiento: señala que los alumnos no son animalitos para
adiestrarlos o entrenarlos para que obedezcan ciegamente y reproduzcan lo que
el docente les ha tratado de inculcar. Aleccionarlos a estar sujetos a la orden
de un superior sin que tengan las habilidades para cuestionar sus dichos es una
acción recurrente de los estados nacionalistas, pero los alumnos deberán
aprender a razonar aquello que pone en juego los principios eternos.
Educación Mecánica: el alumno hace las cosas por inercia y no por
razonamiento elaborado. Es frecuente encontrar docentes que enseñan con
ejercicios mecánicos, repetitivos, sin que el estudiante tenga la oportunidad
de pensar en lo que está haciendo. Esta práctica educativa ha sido adoptada de
la división del trabajo y de la producción en serie de las grandes empresas.
Para la formación de un individuo, resulta poco provechoso.
¿Qué implica
aprender a aprender?
Monotonía: dar la clase de la misma manera siempre, sin
variar el método ni las estrategias. El docente se siente cómodo de practicar
su profesión así; muy conveniente para él, ya que no le produce esfuerzo extra.
Pero el alumno se cansa de hacer las mismas cosas siempre y de realizar las
mismas actividades. Ya saben que sigue después de una exposición del profesor, no
necesitan adivinar cómo requiere los reportes, las tareas o los ejercicios. Los
alumnos graduados hacen llegar a las nuevas generaciones los tips para ser
exitoso en la clase del profesor monótono.
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