lunes, 25 de mayo de 2015

DÉFICIT DE ATENCIÓN O DESATENCIÓN

Por Joaquín Campos Galindo


Marcos es un niño de 8 años, con quien trabajo un par de horas por la tarde, fuera del horario escolar. Cuando realiza alguna actividad académica, se distrae con suma facilidad. Algún ruido que escucha desde la calle lo hace buscar el origen del mismo. Un ave que canta en el árbol del patio de la casa, le llama la atención. Un murmullo que hace otro niño en la cercanía o lejanía, lo perturba.
Lo que esté haciendo su mamá en la cocina; lo que hace el compañero en el otro extremo del salón de clases; lo que el maestro le indica a una compañera de forma individual, lo distrae. Casi todo lo desvía de lo que está haciendo, ya sea una actividad escolar o una actividad doméstica. Su maestro de grado y sus papás, no saben ya que hacer con él.

 Leer ¿DIESTRO O ZURDO? – Primera Parte http://institutokng.blogspot.mx/2015/07/diestro-o-zurdo.html

Cuando nada en derredor suyo le llama la atención, él llama la atención a otros dejando caer su lápiz al piso, pidiendo permiso para ir al baño, hace una pregunta con o sin relación con el tema tratado, comenta con otro compañero lo que hizo o está por hacer. Si alguien opina de algo, él también quiere emitir su punto de vista.
Mientras trabajo con él por las tardes, lo observo realizar actividades, lo veo jugar, lo contemplo con la mirada perdida tratando de encontrar la solución al problema matemático que tiene frente a él. Lo pongo a leer; lee de manera irregular, pero retiene el contenido de la lectura. Le gusta platicar sus vivencias. Se interesa por temas que chicos de su edad ignoran. Tiene una sonrisa amable, noble y sincera. Tiene sueños e ilusiones.
Lo observo y percibo algo diferente en él. No es el niño distraído que podrían diagnosticar con déficit de atención o hiperactivo. No veo un chiquillo con problemas de aprendizaje. Veo un niño que ha sido etiquetado por el maestro. Veo un infante con deseos de aprender, que es inteligente y que tiene buena retención. Veo un niño de ocho años que reclama atención.
Marcos pide a gritos ser atendido por su maestro. Que sea escuchado por sus padres. Necesita un poco más de cariño. Quiere que le expliquen hasta que todas sus interrogantes se vean satisfechas. Sus compañeros no lo entienden porque él es diferente en sus curiosidades. Él necesita ser abrazado por sus seres queridos, apreciado por los adultos que significan algo para él.
La semana pasada Marcos llegó con los ojos llorosos. Me dijo que se cayó en el recreo y se lastimó la espalda. No dejó que le tocara el hombro porque le dolía. Su mamá vino a buscarlo esa tarde; no quiso mirarme a los ojos. ¿Alguien golpeo al niño? Le pregunte y no obtuve respuesta alguna. Marcos no se ha presentado a sus terapias de aprendizaje. No necesita las terapias. Lo que él necesita es atención, cariño, amor.
Hoy supe que el papá es un golpeador. Cuando bebe alcohol los maltrata. Castiga físicamente a Marcos y también a la madre. Platiqué con uno de sus compañeros y me confesó que el maestro también lo castiga con reglazos, coscorrones y jaladas de oreja.

¿Alguien sabe dónde vive? Porque se ha cambiado de casa y tampoco ha llegado a la escuela.

Leer LOS DESACUERDOS FAMILIARES EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS http://institutokng.blogspot.mx/2015/07/los-desacuerdos-familiares-en-la.html

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