Por
Galdino Enríquez Antonio
De acuerdo con la Sra. White (2005), era
costumbre de los judíos, tanto de las clases más ricas como de las más pobres, enseñar a sus hijos e hijas algún oficio
útil, para que si se presentaban circunstancias adversas, no tuviesen que
depender de otros, sino que pudieran
proveer a sus propias necesidades. Podían ser instruidos en los ramos
literarios, pero debían también adiestrarse en algún oficio. Esto era considerado
como parte indispensable de su educación.
Leer “Velocidad de
lectura: ¿lenta o rápida?” en http://institutokng.blogspot.mx/2015/09/velocidad-de-lectura-rapida-o-lenta.html
Ahora…, todo joven debe ser instruido en los
deberes de la vida práctica. Cada uno debe adquirir cierto conocimiento de
algún ramo manual por medio del cual, si
fuera necesario, pudiera ganarse la vida. Esto es esencial, no sólo como una salvaguardia contra las vicisitudes de
la vida, sino por su influencia sobre el desarrollo físico, mental y
espiritual. White (2005)
Aunque la obra consultada fue reeditada y publicada
hace diez años, los apuntes de la Sra. White datan desde hace más de un siglo.
Estos valiosos consejos tienen suma importancia en la actualidad. Una postura
similar al trabajo práctico y útil, lo encontramos en la declaración del
congreso 47 de la UNESCO, cuyo fragmento compartimos:
“La
inversión en educación de los gobiernos y las industrias crece de forma
constante, al igual que crece la demanda de rendimiento comprobado de las
inversiones. Cada vez es más habitual la necesidad constante de poner al día profesionalmente, o
incluso readiestrar, a la población económicamente activa para adaptarla a los
cambios tecnológicos o del mercado.
"Es necesaria una alta
frecuencia de innovación para mantener la riqueza de
los países donde los costos son altos y, en gran medida, la producción se basa en la capacidad intelectual. La movilidad en
la esfera de la educación y en los mercados de trabajo está en alza. Cada vez
cobran más importancia los títulos y competencias adquiridos al margen del
sistema oficial de enseñanza, así como las combinaciones no convencionales de
títulos oficiales y competencias obtenidas mediante la experiencia; lo que el
individuo sabe y es capaz de hacer en concreto puede tener más importancia para
el empleador (y para el propio individuo cuando se queda sin trabajo) que los
diplomas obtenidos en el marco del sistema oficial de enseñanza, que pueden
haberse quedado anticuados. Esta circunstancia explica la mayor
atención que se presta a cuestiones relacionadas
con la convalidación del aprendizaje
extraoficial y oficioso…”
En
resumidas cuentas, es prioritario enseñarle a las nuevas generaciones un
oficio, y mejor aún, tantos como fueran posibles; es una parte de la educación
que se ha dejado pasar por alto. Las escuelas agropecuarias no deberían pasar
de moda. En lugar de cursos de inglés o matemáticas, lo que realmente necesitan
muchos jovenzuelos es aprender a trabajar.
Que
aprendan tareas de carpintería, electricidad, pintura, cocina, economía
doméstica, mecánica, agricultura, albañilería, panadería, manualidades,
costura, estilismo, herrería, serigrafía, diseño, horticultura… existen tantas
labores que harían de nuestros hijos personas de bien, diligentes y
responsables. Aprenderían principios de economía y aprovechamiento del tiempo
libre.
Referencias:
White, Elena G. de (2005). Consejo para los
maestros, padres y alumnos. Asociación Publicadora Interamericana; Florida, EE
UU. Gema Editores; México, D. F. Pág. 172-173
UNESCO (2004) TALLER 3 Calidad de la
educación y competencias para la vida. 07 BRIL 2015 http://www.ibe.unesco.org/International/ICE47/Spanish/Organisation/Workshops/Background%20at-3-ESP.pdf
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