lunes, 21 de septiembre de 2015

¿Un segundo idioma?

Por Galdino Enríquez Antonio

En las últimas décadas se ha impulsado enormemente el hecho de que los estudiantes aprendan un segundo y hasta un tercer idioma. Incluso se ha vuelto moda ser políglota. Es una idea muy interesante, que uno se pueda comunicar con muchas más personas que las que pueda hacer un solo idioma es mucho más.
Las escuelas poco a poco se están convirtiendo en bilingües. Muchas de las clases que recibe un alumno hoy en día se da en dos o más idiomas. Se escucha fabuloso. ¡Una competencia más que interesante! Poder leer libros no traducidos y si los hay, con una traducción que difiere de la idea inicial del autor en muchos casos.
Leer Experiencias de Vida  http://institutokng.blogspot.mx/2015/09/experiencias-de-vida.html
Sin embargo, tengo mis reservas sobre el asunto por situaciones que muchos hemos podido observar. Por ejemplo: Los errores ortográficos que observo en las publicaciones en la red y en los trabajos que recibo de mis alumnos. Yendo un poquito más a fondo, los alumnos no son capaces de poner sus ideas en orden, se pierden en la redacción de sus escritos. No son capaces, en muchos casos, de escribir un reporte investigación, realizar una síntesis, presentar un ensayo.
Incluso, le cuesta a más de uno, expresarse de manera fluida en español, sus exposiciones son espantosas y tienen problemas para entablar una conversación amena. Se le acaban las palabras cuando quieren dialogar con la persona amada, solicitar empleo, pedir aumento salarial, expresar sus sentimientos, dar a conocer sus proyectos…

Leer  ¿Qué hacer si mi hijo tiene problemas de aprendizaje?

http://institutokng.blogspot.mx/2015/08/que-hacer-si-mi-hijo-tiene-problemas-de.html

White (1987), señala que “hasta entre los estudiantes de los colegios superiores se nota gran deficiencia en el conocimiento de los ramos comunes de la educación… Muchos estudian declamación para ser oradores elegantes, cuando ni siquiera saben leer de manera inteligible e impresionante. Muchos que han terminado sus estudios de retórica no saben redactar una simple carta y cometen faltas de ortografía… Es de mayor importancia la capacidad de escribir y hablar la lengua propia con facilidad y exactitud, que aprender idiomas extranjeros, vivos o muertos.
Es muy probable, que dentro de poco tiempo, se pierda la originalidad y la belleza del idioma español. Cada día se incluyen más extranjerismos y se dejan de usar términos propios de nuestro idioma. Pero no debemos olvidar que el español es el segundo idioma más hablado en el mundo, (chino 1°, inglés 3°) no tiene el peso histórico, político, económico y social que tiene el inglés, pero es un idioma maravilloso y noble. En la lista de las joyas literarias de todos los tiempos encontramos numerosos libros escritos en español.
Nos hace falta impulsar el hábito de la lectura en nuestro propio idioma para elevar su prestigio cultural. ¿Qué tal si leemos algún libro escrito en español, no un texto traducido de otro idioma? ¿Qué les parece si tratamos de cometer menos errores en nuestros mensajes de texto? Mejor aún, ¿por qué no le damos un repaso a nuestros apuntes sobre reglas de puntuación, ortografía y redacción? Es más, ¿alguien sabe dónde dan cursos intensivos de regularización, no de inglés, sino de español?

White, Elena G. (1987). La educación. Asociación Publicadora Interamericana. Florida, EE UU. Pág. 234
Leer  Cómo ayudo a mi hijo a superar las dificultades de aprendizaje

jueves, 17 de septiembre de 2015

Velocidad de lectura: ¿rápida o lenta?

Por: Galdino Enríquez Antonio

En el Manual de procedimientos para el fomento y la valoración de la competencia lectora en el aula, la Secretaría de Educación Pública en México, establece los niveles de logro para velocidad lectora: Palabras Leídas por Minuto, en alumnos de educación básica.[1] En dicho manual, establece como el ideal de velocidad de lectura en voz alta, entre 155-160 palabras por minuto, una vez que el alumno concluya la escuela secundaria.
De acuerdo con Eduardo Rho (2004), la UNESCO ha establecido un número mínimo de libros que una persona debe leer al año, para obtener un desarrollo óptimo de sus facultades intelectuales. Este número de libro no debe ser menor a cuatro libros anuales. Un libro se considera como tal cuando tiene al menos 49 páginas, sin considerar la cubierta.
Hoy en día, existen innumerables programas de lectura rápida. Programas que prometen hacer que sus participantes alcancen 10 veces más la cantidad de lectura y sobre todo ¡qué comprenderán lo que leen! Estos programas proliferan en el internet; tienen a la venta libros, manuales y folletos “milagrosos”; sus oficinas y cubículos los encuentras en centros comerciales y espacios exclusivos. Con frecuencia inundan de publicidad los alrededores de las escuelas y acosan con frecuencias instituciones educativas para que se les permita ingresar a promocionar sus servicios.
En mi experiencia, cada vez que pongo en práctica el hábito de la lectura, descubro que puedo alcanzar grandes cantidades de palabras leídas por minuto o numerosas páginas en un buen rato de lectura. A veces, el tipo de texto permite que la velocidad de lectura sea la ideal. En ocasiones, al leer ciencia o filosofía, me veo disminuido en los avances de la lectura. Existen textos que por sus características y los gustos personales, en un par de horas son leídos y comprendidas de manera excelente.

Leer FALTARLE AL RESPETO A LOS LIBROS http://institutokng.blogspot.mx/2015/08/faltarle-al-respeto-los-libros.html

Desarrollar el hábito de la lectura ha hecho que cada vez más, comprenda lo que lea. Promover la lectura es importante. Hacerlo a borbotones no es la mejor de las estrategias. Yo prefiero la lectura a cucharadas, como se disfruta la sopa en una tarde lluviosa; mejor aún, una lectura a sorbos, como se toma el café en una noche de invierno.
A veces es mucho mejor una lectura de poquito en poquito, releyendo los párrafos o capítulos llenos de emoción. Haciendo anotaciones y estableciendo relaciones con experiencias vividas o leídas. Buscando definiciones de palabras desconocidas para enriquecer el vocabulario. Leyendo varios libros sobre el mismo tema o comparando las versiones de la misma obra.
No necesito llenarme de un montón de palabras, necesito que de lo poco que llene mi alma, sea de calidad, y no solo de cantidad.
¿Cómo disfrutas tus lecturas?



[1] SEP. Manual de procedimientos para el fomento y la valoración de la competencia lectora en el aula Recuperado 24/agosto/2015 Dirección: http://www.leer.sep.gob.mx/pdf/manual_fomento.pdf. Pág. 11
Rho, Eduardo (2004). Lectura Rápida y Efectiva: Técnicas y Ejercicios para Desarrollarla en 7 Días.              Alfaomega Grupo Editor. México, D. F.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Experiencias de Vida que Educan

Por: Galdino Enríquez Antonio

Las experiencias de vida no son más que aquellas situaciones que han vivido las personas y que marcan su existencia, otorgan lecciones o martillan constantemente sus recuerdos.
Estas experiencias son producto de algún accidente, unas estupendas vacaciones, un consejo en el momento oportuno, una historia escuchada, una frustración o peor aún, productos de un chasco o fracaso en los negocios o en el amor.
Pero cuando hablamos de experiencias de vida en materia educativa, es un conjunto de experiencias que permitirán al alumno tener una vivencia que le dará el privilegio de enfrentar el futuro con seguridad y denuedo.
En los últimos años se ha discutido sobre el papel de la escuela, puesto que en muchos sentidos ha alejado al alumno de la realidad. Actualmente se habla de llevar la realidad de vida al aula de clases, para que cuando el niño salga de la escuela, no se tope con una realidad desconocida.
Leer  ¿Qué hacer si mi hijo tiene problemas de aprendizaje? http://institutokng.blogspot.mx/2015/08/que-hacer-si-mi-hijo-tiene-problemas-de.html

Esta tarea no le corresponde únicamente a los docentes. En la escuela se sigue teniendo una educación muchas veces teórica. No hay muchas vivencias que le permitan tener experiencias de vida propiamente. Pero los padres si lo pueden lograr con mayor precisión.

Enseñarles a los hijos a lidiar con el cuchillo, el fuego o la electricidad. Tener vacaciones con aventuras reales, como escalar una montaña, realizar actividades de senderismo y campismo. Que aprenda a usar las herramientas de limpieza, en la escuela ya no se promueve el que haya un rol de aseo del salón: “¡Mi hijo no viene a la escuela para hacer la limpieza, viene para estudiar!
Que sepa cambiar un foco o que pueda calentar, al menos, una tortilla, podría significar muchas veces la diferencia entre uno y otro niño. Que no tema usar el cloro, que tenga claro qué hacer en caso de accidentes, es fundamental en ciertos momentos. Que pueda cruzar la calle, que sepa dónde ir cuando se desubique. Que sepa andar en microbús o en el metro.
Conducir un auto. Freír un huevo. Preparar las verduras para la ensalada. Saber enfrentar un animal ponzoñoso. Conocer los lugares de peligro cuando llueve. Que sepa qué hacer cuando se va la luz, que no le tema a la oscuridad. Que sea intrépido, pero que sepa ponerle límite a las curiosidades llenas de peligro.
Que sepa pelar un cable y crear un puente a falta de un fusible en tanto que se consiga otro. Que sepa usar utensilios de cocina. Son experiencias que le salvaran la vida, incluso le permitirán disfrutar su paso por ella.

Leer  Cómo ayudo a mi hijo a superar las dificultades de aprendizaje

Los niños cuyos padres se preocupan por las experiencias de sus hijos saben esquiar, saben pasar hambre, saben negociar, saben trabajar, saben cómo ganarse unos pesos. No les da miedo perderse o pasar frio. Están curtidos por las vicisitudes de la vida. No temen perder su trabajo. Saben que sus cualidades le abrirán puertas. No temen hablarle a quien sea con tal de lograr sus propósitos, saben tocar puertas. Saben vender, saben comprar, saben cuándo compartir y saben cuándo recibir favores.
Pero finalmente lo que el padre decida para su hijo, lo volverá útil en la vida. A veces se vuelve necesario que los hijos pasen frío o sufran hambre, por lo menos metafóricamente, para que aprendan a encarar la vida. Las experiencias de vida le dan al alumno estrategias que le serán útiles en su existencia.
Los niños que crecen en un mercado, tienen experiencias de vida diferentes a las de un niño que vive en el campo; pero si mantenemos encerrados a nuestros hijos en el cascarón de huevo de la protección familiar, lo estaremos creando indefenso ante la vida.
¿Cuáles son las experiencias de vida que les hemos regalado a nuestros hijos?

jueves, 3 de septiembre de 2015

Cómo ayudo a mi hijo a superar las dificultades de aprendizaje


Por Joaquín Campos Galindo

En los últimos años ha crecido el número de casos de niños con problemas de aprendizaje. Cada año, los maestros encuentran serias dificultades para hacer frente los casos que se presentan en su salón de clases. Lamentablemente, no todas las escuelas cuentan con el personal capacitado para dar atención a las situaciones particulares que se registran.
Considerando las condiciones económicas que nos toca vivir, muchos padres invierten su tiempo en conservar un empleo o impulsar el patrimonio familiar a través de una pequeña empresa. Ese tiempo invertido en pos de los dictados de la economía de mercado, se le resta a la atención que requieren los niños de hoy en día.
Un niño con capacidades sobresalientes no representan ninguna dificultad para los padres; un niño con estas características, destaca por si solo en cada uno de los cursos a los que son inscritos. Pero uno o dos, no son la mayoría. Los niños con dificultades de aprendizajes se multiplican cada vez más por el aumento de los factores que impactan en la educación de estos pequeños.

Leer  Cómo ayudo a mi hijo a superar las dificultades de aprendizaje



Existen niños que cuando se levantan por la mañana, al menos uno de los padres ya se fue a buscar el sustento. Ese mismo niño tiene la desdicha que cuando alguno de los padres regresa del trabajo, él ya se encuentra dormido. Este hecho, que parece normal en la etapa económica que nos envuelve, acarrea en el niño, luego adolescente, un desequilibrio que él mismo buscara cómo sobrellevar. Esa búsqueda lo lleva a encontrarse con amigos distantes en la red, amiguitos que frecuenta en el ambiente escolar o hasta refugiarse en una que otra sustancia nociva. Cabe destacar que existen excepciones a la regla.
Esto es solo el principio. Si consideramos que un alumno presenta algún grado del Trastorno de Déficit de Atención (TDA), por falta de atención, propiamente, de parte de los miembros de la familia, la bola de nieve empieza a tomar dimensiones poco prometedoras para el futuro. Pero si a la desatención familiar se enfrenta con un caso de Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), la multiplicación de dificultades de aprendizaje es aún más notorio.
Cuando estas dificultades de aprendizaje (TDA y TDAH), se ven acompañados de dislexia, dislalia o discalculia, el avance escolar se ve seriamente frenado. Si consideramos además de esto, las afectaciones emocionales o psicológicas en los menores, aparecen otros problemas de aprendizaje severos. Muchos niños son más inteligentes de lo que parecen, pero un trauma, por muy pequeño que parezca, bloquea al menor y no existe una fórmula única para hacerlo avanzar en sus objetivos académicos. Los miedos, las fobias, los prejuicios, pocas veces detectables por los padres, generan dolor y sufrimiento en los chicos.


Muchas de las afectaciones que pueda tener un alumno y que frene su aprovechamiento académico, pueden ser superadas con acciones que los padres realicen desde casa. Como decirles que se les quiere o que se les ama, llenarlos de abrazos y besos, acostarlos por la noche. Platicar sobre sus necesidades personales, transmitirles confianza, seguridad, etc.
Asistir a reuniones escolares, platicar con los maestros y seguir las indicaciones de estos, es el principio de querer ayudar a nuestros hijos. Proveerles de materiales académicos, aclarar sus dudas y revisarles la tarea, le dice a los niños mucho de su interés por ellos. Motivarlos, animarlos, echarles porra, también se vale. Si después de hacer todo esto, su hijo presenta problemas de aprendizaje, busque ayuda profesional. Comience con los docentes que conviven con su hijo en la escuela, posteriormente con especialistas: pediatras, psicólogos, psicopedagogos, incluso puede darse el caso de tener que consultar a neurólogos.