domingo, 4 de marzo de 2018

Educación para la Eternidad

Libro: Educación para la Eternidad. Filosofía de la Educación Adventista.
Autor: George R. Knight
Editorial: GEMA Editores
Lugar: Ciudad de México, México
Año de Publicación: 2017
No. de Páginas: 156

Por Galdino Enríquez Antonio
Gaceta de BELÉN

Las dimensiones del libro (20.5 x 13.2 cms.), lo hacen pequeño físicamente, pero su contenido hace que sea enorme y cuya trascendencia sea eterna. El tema que aborda, es uno de los tópicos favoritos del autor, debido a ello, no es la única obra escrita en el que hable del tema, existen al menos tres obras publicadas donde trate sobre filosofía y educación.

En la presente obra, se analizan asuntos filosóficos fundamentales desde la cosmovisión bíblica cristiana, pero totalmente adventista; sin embargo, no agota el tema de estudio, sino que permite que el lector cruce por la puerta correcta para comprender la necesidad de mirar por el cristal adecuado el pensamiento filosófico  adventista.

A pesar de ser un texto filosófico, la traducción de Rocío Macena, nos regala en un lenguaje accesible, pero profundo, los principios que rigen la filosofía de la educación adventista. El lenguaje ameno usado en la redacción de la versión en español, hace que uno no detenga la lectura de esta obra, y si uno lo hace, es sólo para reflexionar y meditar en los preceptos eternos que contiene.

La obra está dividida en dos partes. La primera de ellas trata de los fundamentos filosóficos a través de un par de capítulos, los más extensos de la obra. La segunda parte del libro se titula: “Implicaciones de la Filosofía en la Educación Adventista”, que se estudia a lo largo de cinco capítulos y uno adicional, que trata de las consideraciones finales sobre los temas abordados a lo largo de la obra.


En el capítulo uno de la obra, el Dr. Knight responde con claridad las razones que debe tener todo educador para estudiar la filosofía de la educación. Además, se describen las tres categorías principales de la filosofía, las cuales son: la metafísica, que intenta conocer la realidad; la epistemología, que busca conocer la verdad; y la axiología, que pretende encontrar los que es de valor.

Este primer capítulo concluye con la explicación de un diagrama que plantea la relación entre las prácticas educativas con las categorías filosóficas y los factores contextuales que afectan al individuo. Mientras que el segundo capítulo de esta primera parte del libro, muestra cómo cada una de las categorías filosóficas afecta al quehacer educativo, analizándolas desde la perspectiva adventista.

El autor inicia el segundo capítulo señalando cuál es la perspectiva bíblica de la realidad humana en el “Gran Conflicto” (metafísica) y muestra cuál debe ser la relación entre esta realidad y la educación adventista. En seguida aborda la manera en que los cristianos miran al conocimiento (epistemología) y las fuentes principales de la misma, así como las razones para incluirlos en el quehacer educativo adventista. En la tercera y última parte de este capítulo, el autor analiza las implicaciones verdaderas de la axiología desde la perspectiva cristiana de la ética y la estética.

En el capítulo tres de esta obra (primer capítulo de la segunda parte del libro), el autor se centra en analizar la naturaleza del alumno desde la perspectiva cristiana adventista, y lo hace partiendo de un estudio profundo de las faltas cometidas por los responsables de la educación en la educación de los niños y jóvenes.

En este capítulo coloca sobre la mesa de debate el punto medular de la filosofía educativa de Elena G. de White, mientras revisa a conciencia los apuntes de los primeros cuatro capítulos del libro “La Educación”. El finalizar el capítulo tres, el autor presenta cuatro interesantes consideraciones adventistas sobre la naturaleza humana.

En el capítulo cuatro se presenta cual es el papel del maestro en la tarea educativa adventista, por lo que se enumeran varias razones de porqué el docente es el “elemento clave para el éxito educativo”. Así mismo, se muestra la verdadera dimensión de la enseñanza de la enseñanza y la meta principal de la educación, donde el docente adventista es más que un maestro, es un colaborador con Dios en la restauración de la imagen perdida del hombre.

Además de la meta principal de la educación, en este capítulo se señala las metas secundarias y el objetivo último de la educación adventista. Ya para concluir este magnífico capítulo, se presentan las cualidades que todo maestro adventista debe tener para desarrollar la práctica educativa.

El tema central del capítulo cinco es el currículo y se inicia describiendo cuál es el conocimiento de más valor desde distintas perspectivas. Posteriormente, se considera cuál es el lugar que ocupa la Biblia en el currículo académico y se presentan varios modelos de cómo debe interactuar la Biblia y la fe cristiana en el currículo de los colegios adventistas.

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El autor revisa algunos detalles que deben tomarse en cuenta para impartir las clases de literatura, historia, matemáticas, entre otras asignaturas desde una perspectiva cristiana adventista. Finaliza el capítulo argumentando los principios que acompañan a un currículo equilibrado.


Ya en el capítulo seis se aborda una diversidad de asuntos escolares entorno a las consideraciones metodológicas en las instituciones educativas, como lo son la disciplina, el pensamiento reflexivo y el autocontrol, así como los factores que influyen en ellos. En la última parte de este capítulo se muestran varios de los métodos educativos usados por Jesús y que se encuentran registrados en las Sagradas Escrituras.

La educación cumple con una función social, y la educación adventista no es la excepción en ese sentido; por lo tanto, en el capítulo siete, el autor describe esta función de la educación que se imparte en los colegios adventistas. Aunque esta educación es conservadora, también se revela revolucionaria.

Esta dualidad (conservadora y revolucionaria), son tareas fundamentales que también se explican, especialmente el papel revolucionario de la educación adventista, ya que se encuentra enmarcado en un contexto apocalíptico y en el cumplimiento de un misión, sin dejar de lado, la verdadera dimensión del servicio en el cumplimiento de los roles sociales de la educación adventista.
En el último capítulo del libro, el Dr. Knight plantea cuál ha sido la aportación esencial de los colegios adventistas, así como la contribución adventista distintiva a la educación cristiana. También en el capítulo ocho se expone cómo puede llegar a fracasar en su misión la educación cristiana.

Es mi deseo que la lectura de esta obra, enriquezca la tarea educativa de todo educador cristiano adventista.

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